Los acúfenos subjetivos pueden originarse de diversos modos: en el nervio auditivo, en el centro auditivo del cerebro (acúfeno central) o a consecuencia del estrés. El modo en que esto ocurre solo ha podido esclarecerse en parte.
Origen en el nervio auditivo
La exposición al ruido o la influencia de tóxicos en el oído interno (determinados medicamentos) pueden repercutir en la función del nervio auditivo del oído interno. Normalmente en las fibras nerviosas se generan impulsos eléctricos espontáneos que no son percibidos. Esta actividad espontánea cambia al exponer el oído a sensaciones auditivas, ya que contiene entonces la información del estímulo sonoro de manera cifrada y la transmite al centro auditivo del cerebro
Si hay una alteración, esta actividad espontánea disminuye o cambia su secuencia temporal. Se cree que las anomalías de la actividad espontánea en el cerebro derivan en la percepción de una sensación auditiva y, por tanto, a la aparición de acúfeno subjetivo.
Origen en el cerebro (acúfeno central)
El centro auditivo del cerebro interacciona con el oído interno. Las fibras nerviosas procedentes del cerebro transmiten información a células ciliadas especiales localizadas en el oído interno y viceversa.
Si el paciente sufre acúfeno central, el cerebro procesa incorrectamente los datos obtenidos de los nervios auditivos. Como consecuencia el cerebro produce un sonido o ruido no existente.
Acúfeno causado por estrés
Una de las causas más frecuentes de los acúfenos es el estrés, que desencadena una serie de reacciones en el organismo, entre otras aumenta la secreción de cortisol, la hormona del estrés. Esta estrecha los vasos sanguíneos y empeora la fluidez de la sangre al estimular la agregación plaquetaria, por lo que pueden producirse obstrucciones en los vasos sanguíneos de menor tamaño (capilares), por ejemplo del oído interno. Como resultado el oído interno no recibe suficiente irrigación sanguínea. Aún no se ha comprendido totalmente en qué modo esta falta de riego deriva en la aparición de acúfeno. Por otro lado, las técnicas de relajación parecen no tener una influencia directa sobre los acúfenos, de modo que la relación entre estos y el estrés requiere más estudios.
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